sábado, 13 de junio de 2020


Lcda. María Josefina Rossomando
Residente de 2do año
Especialidad en Bacteriología Clínica-Hospital Vargas de Caracas

Microbiología de las Infecciones Urinarias en Pacientes Diabéticos.

Las infecciones urinarias son unas de las infecciones más frecuentes a nivel mundial que presenta el ser humano a lo largo de su vida y  pueden adquirirse tanto en la comunidad como en el ambiente hospitalario, siendo la segunda causa de infecciones adquiridas en la comunidad seguidas de las respiratorias; en el medio hospitalario es la primera causa de infección. (1, 2)
La infección urinaria se define como la presencia de microorganismos patógenos en el tracto urinario, la cual puede ser sintomática o asintomática. Su espectro clínico va desde una bacteriuria asintomática hasta pielonefritis aguda complicada con sepsis. De acuerdo a la parte del tracto urinario que afecta se clasifican en: infección urinaria baja que afecta vejiga y uretra (cistitis, uretritis), infección urinaria alta que afecta la pelvis y parénquima renal. (3, 4, 5, 6)
Se define bacteriuria asintomática como la presencia 105 unidades formadoras de colonias (UFC) de un microorganismo en dos urocultivos consecutivos realizados con un intervalo de 24 horas o más, sin la presencia de síntomas compatibles con infección urinaria; mientras que la bacteriuria sintomática se define cuando existe crecimiento de un microorganismo en forma significativa de 103 UFC, en la orina obtenida espontáneamente o por cateterismo habiendo síntomas compatibles. Los síndromes clínicos que pueden estar presentes en una infección urinaria son: cistitis, pielonfritis aguda, pielonfritis enfisematosa, urosepsis. (3, 4, 5, 6)
Las infecciones urinarias pueden ser no complicadas aquellas que se presentan en individuos sanos, con estructuras y funcionamiento urinario normal; mientras que las infecciones urinarias complicadas son aquellas asociadas a una anormalidad estructural o funcional del tracto genitourinario, o a la presencia de una enfermedad subyacente que altere los mecanismos de defensa del huésped la cual aumenta el riesgo de adquirir infección y que el tratamiento falle,  como por ejemplo la diabetes mellitus.
Las infecciones recurrentes o recidivantes se consideran cuando existen por lo menos tres episodios de infección sintomática en el último año o dos en los últimos seis meses. Pueden ser reinfección o persistencia bacteriana. La reinfección es la causada con diferentes bacterias provenientes del exterior del tracto urinario, causado por una cepa distinta a la que ocasionó el primer episodio.  La persistencia bacteriana (recaída) es causada por la misma bacteria desde un foco infeccioso que está dentro del tracto urinario, como por ejemplo un cálculo infectado o desde la próstata. (3, 4, 5, 6, 7)
En condiciones normales las bacterias que alcanzan la vejiga urinario tienden a ser eliminadas por reflujo urinario o por las propiedades antibacterianas de la orina como la osmolaridad, la concentración de urea, de ácidos orgánicos y el pH, la presencia de citoquinas y de IgA secretora y los escasos polimorfonucleares presentes en la superficie vesical. Contribuyen también ciertas glicoproteínas como la Tamm-Horsfall (THP), producida por las células tubulares del asa ascendente de Henle y secretada a la orina, que inhibe la adherencia bacteriana al uroepitelio. Si dichas bacterias en vejiga o pelvis renal no pueden ser eliminadas por estos mecanismos, se inicia su adhesión al uroepitelio y la posterior infección, dependiendo del equilibrio entre el potencial virulento de dichas bacterias, su capacidad para evadir los mecanismos defensivos del huésped, lesionar o invadir las células y tejidos del huésped y estimular la respuesta inflamatoria. El tamaño del inóculo inicial, la presencia de alteraciones anatómicas o funcionales del tracto urinario y ciertos factores genéticos, aumentan el riesgo de producir dicha infección. (8)
Se describen tres vías de penetración de los gérmenes: vía linfática, hematógena y ascendente. La principal vía de infección es ascendente, responsable del 95% de las infecciones urinarias, secundaria a la colonización de la uretra distal y región periuretral por gérmenes procedentes de la flora intestinal. El agente causal que se encuentra en el tracto intestinal y que ha colonizado las zonas perianal y genital, migra a la vejiga a través de la uretra vía ascendente. De la misma manera los microorganismos llegan a la vejiga o riñón procedentes de una instrumentación, sondeo, cistoscopia. La vía hematógena en las infecciones del parénquima renal por microorganismos transportados en la sangre es menos frecuente y los agentes causales son Staphylococcus, Pseudomonas y Salmonella, siendo el compromiso renal una consecuencia de un foco infeccioso de origen distinto, y se presenta con mayor frecuencia en recién nacidos. El riñón es un lugar frecuente donde se forman abscesos en los pacientes con endocarditis o bacteriemia por S. aureus. A través de la vía linfática, llegan directamente los gérmenes por migración desde el intestino al riñón o por paso a través de la pared vesical. (5)
Más del 95% de las infecciones urinarias son causadas por Escherichia coli, sin embargo la etiología de los microorganismos puede variar según la condición del paciente, sexo y grupo etario. Tanto en las infecciones urinarias no complicadas y complicadas la etiología de los microorganismos mayormente aislados suelen ser similares siendo E. coli el más frecuentemente aislado, con la particularidad que en las infecciones urinarias complicadas los microorganismos suelen ser más resistentes a los antibióticos. (3, 4, 5, 6, 7)
Dentro de los factores de riesgo para adquirir infecciones urinarias se encuentran aquellos relacionados a las alteraciones del flujo urinario como obstrucción, reflujo vesicoureteral, litiasis, vejiga neurogénica, malformaciones congénitas de las vías urinarias; también se encuentran los factores de riesgo intrínseco al paciente tales  como sexo femenino, embarazo, edad mayor a los 50 años y los factores extrínsecos al paciente como diabetes, insuficiencia renal, inmunodepresión, trasplante, neoplasias, hospitalización. Entre estos factores de riesgo la diabetes es uno de los que más se destacan. (5, 9)
La diabetes según la OMS es una enfermedad crónica que aparece en cuando el páncreas no produce insulina suficiente  o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos. (10)
Se han propuesto diversos factores que pueden explicar porque las personas con diabetes mellitus son más proclives a las infecciones urinarias:
1.      Factores específicos del huésped por alteración de la respuesta inmune relacionado con la hiperglicemia por lo que los mecanismos de la respuesta inmune se encuentran deprimidos como  la quimiotaxis neutrófila y la adhesión al endotelio vascular, la fagocitosis, la actividad bactericida intracelular, la opsonización y la inmunidad mediada por células. La insuficiencia vascular habitual en la diabetes mellitus ocasiona una isquemia tisular local que a su vez aumenta el crecimiento de los microorganismos aeróbicos y anaeróbicos y a su vez deprime las funciones bactericidas dependiente del oxígeno de los leucocitos. La neuropatía autonómica  en el cual los pacientes con diabetes mellitus pueden desarrollar retención urinaria y éstasis que predisponen a las infecciones del tracto urinario favoreciendo el crecimiento de los microorganismos por mal vaciamiento de la vejiga.
2.      Factores específicos del patógeno. Los productos finales de glicación avanzada (PAGE)  mejoran la unión de los uropatógenos. (11)
La diabetes en sí misma no es un factor predisponente a la infección, y sí no existe neuropatía diabética que produzca alteraciones del vaciado vesical, nefropatía diabática avanzada con insuficiencia renal o instrumentalización del tracto urinario, no presentan un riesgo particularmente alto de infección urinaria. Las lesiones vasculares que alteran el metabolismo celular y el sistema de defensa del organismo constituyen otro factor predisponente, más que a la cantidad de infecciones a la gravedad de las mismas. Las altas concentraciones urinarias de glucosa interfieren con la función de los leucocitos polimorfonucleares y con el mecanismo de la fagocitosis. Por otro lado, las lesiones hísticas que se producen con el cambio de la respuesta vascular permiten que microorganismos anaerobios y anaerobios facultativos especialmente virulentos utilicen el tejido necrótico como sustrato de anidación. Factores añadidos como la presencia de obstrucción o la glomerulopatía diabética contribuirán a aumentar el daño tisular. (9)
La disfunción endotelial, el estrés oxidativo y la elevada formación de productos finales derivados de la glucosilación se han implicado en el desarrollo de infecciones en los pacientes diabéticos. Las alteraciones en la migración de los monocitos y en la producción de citosinas podrían contribuir además a la bacteriuria asintomática. (12)
Las altas concentraciones de glucosa en el parénquima renal, crean un ambiente favorable para el crecimiento y multiplicación de microorganismos, lo cual puede ser uno de los factores precipitantes para pielonefritis y sus complicaciones renales como la pielonefritis enfisematosa. (13)
Los microorganismos que se han aislado con mayor frecuencia en el paciente diabético son Escherichia coli, Klebsiella spp, Proteus spp, Estafilococo coagulasa negativo, enterococos. En la bacteriuria asintomática las bacterias más frecuentes son las enterobacterias y Proteus. En los pacientes diabéticos las infecciones pueden ser de tipo pielonefritis aguda que pueden causar complicaciones. En el diabético las infecciones por hongos son más frecuentes que en la población en general. (14, 15, 16)
Según trabajos realizados a lo largo del tiempo sobre microbiología de las infecciones urinarias en pacientes diabéticos, el sexo femenino es el más prevalente para adquirir infecciones urinarias. El riesgo de adquirir infecciones urinarias aumenta con el tiempo de evolución de la diabetes mayor a 13, 6 años (17). Hay trabajos que no reportan correlación significativa entre el control glicémico de la diabetes y la infección urinaria, mientras que otro si reporta que el aumento de frecuencia de las infecciones urinarias en pacientes diabéticos  se asocia al mal control metabólico evaluado con HbA1C (17) y con niveles de glucosa aumentando el riesgo de padecer infección urinaria 4,4 veces (18). Dentro de las complicaciones de la diabetes, la más frecuente presente en pacientes con infección urinaria es la nefropatía diabética y la comorbilidad más frecuente es la hipertensión arterial. (18)
Tratamiento
Cuando existe bacteriuria asintomática en pacientes diabéticos ancianos bien controlados no se recomienda tratamiento antibiótico debido a que se ha observado que en la mitad de los pacientes la bacteriuria reaparece antes de los 6 meses lo cual acondiciona la administración de nuevas pautas de tratamientos conllevando así la selección de cepas resistentes a múltiples antibióticos. Sin embargo la diabetes mal regulada es un factor de riesgo de infección urinaria sintomática y complicaciones infecciosas. (19, 20)
En el tratamiento de las cistitis de origen extrahospitalario, se recomienda iniciar tratamiento antibiótico empírico según los estudios de sensibilidad de los microorganismos prevalentes en el área geográfica, se recomienda betalactámicos con inhibidor de betalactamasas, cefalosporinas de 1°, 2° y 3° generación, fluoroquinolonas, nitrofurantoína, dependiendo de las tasas de resistencia para esa comunidad no sea superior al 20 %. La cistitis por cándida se debe tratar con fluconazol o anfotericina B.
Para el tratamiento de la pielonefritis aguda el antibiótico aprobado debe ser activo frente a más del 95% de las cepas de E. coli, alcanzar concentraciones elevadas en la vía urinaria. Se recomiendan cefalosporinas de amplio espectro, betalactámicos con inhibidor de betalactamasas, aminoglucósidos, nitrofurantoína, fluoroquinolonas, trimetoprim sulfametoxazole, carbapenems en caso de infección por microorganismos resistentes. (19)

Bibliografía
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19. Pigrau C, Horcajada J, Cartón J, Pujol M. IV Infección urinaria. Sociedad española de enfermedades infecciosas y microbiología clínica. Seimc.
20. Bonkat G, Bartoletti R, Bruyère F, Cai T, Geerlings S, Köves B, et al. EAU Guidelines on urological infections. European Association of Urology 2019.