sábado, 29 de enero de 2022

Del concepto de calidad a calidad en el laboratorio clínico

 

Residente de Primer año de bacteriología Clinica: Omar Montiel

 


 

Con el transcurrir del tiempo el concepto de la calidad ha sufrido muchos cambios, teniendo que hacerlo, ya que la calidad lleva implícitos aspectos, entre los cuales está la evolución conceptual para poder mejorar en cada paso que ésta da hacia el futuro, de este modo podemos decir que la calidad ha estado en el mundo desde siempre, incluso en el hombre primitivo hubo muchos pensamientos de calidad que éste pudo materializar, por ejemplo: la fabricación de lanzas que pudieran atravesar los músculos de mamíferos de gran tamaño y poder proveerse a sí mismo y brindar a sus semejantes carne fresca de calidad; en la edad media el artesano se esmeraba por vender algo exclusivo, muy trabajado y con características que alcanzaban y en ocasiones que superaban las expectativas de los clientes, sin embargo a finales del siglo XIX con la llegada de la era industrial la calidad sufre un déficit, puesto que se producían productos en masa sin importar su calidad, teniendo como finalidad satisfacer gran demanda de bienes y obtener beneficios de ello; durante la segunda guerra mundial a finales de ese mismo siglo, aparece la teoría sobre la administración científica, cuyo pionero fue Frederick Winslow Taylor, en esta teoría se determinaba que las actividades de la planeación y ejecución del trabajo debían estar totalmente separadas para así aumentar la producción; como era de esperarse aplicando este esquema hubo un déficit en la calidad de los productos, porque al carecer de inspección por parte de los operarios el error humano aumentó. De este modo fue como surgió la inspección, la cual estaba centralizada en un empleado, el cual determinaba si los productos eran aptos o no para el cliente, generándose así el organigrama empresarial. Es así como se inicia la primera etapa del desarrollo de la calidad, conocida como “control de la calidad por inspección”. A partir de esta etapa se comenzó a hacer formal el concepto de la calidad, puesto que se podía establecer si un producto tenía calidad o carecía de ella.

En el año 1924 Walter Shewhart es quien da inicio oficial a la era del control estadístico de la calidad, al poder controlar las variables de los productos gracias a la creación de una gráfica estadística, la cual podía aplicar de manera eficiente para aumentar la productividad y disminuir los errores. El control estadístico abrió las puertas a muchos estudios para elevar la calidad, conduciendo a norteamericanos a liderar la segunda etapa del desarrollo de la calidad, mejor conocida como “aseguramiento de la calidad”, asentando sus bases en la creación de las primeras normas de la calidad en el mundo (Normas ZI), las cuales se fundamentaban en el concepto del aseguramiento de la calidad.

El periodo comprendido entre el final de la segunda guerra mundial y finales de la década de los setenta, fue una etapa que aportó muchos fundamentos teóricos y conceptuales de la calidad que hoy conocemos, gracias a los aportes de William Edward Deming al impartir conferencias sobre el control estadístico de la calidad y sobre el modelo administrativo para el manejo de la calidad, llevando a Japón el ciclo PHVA (Planificar, Hacer, Verificar y Actuar). También Joseph M. Juran quien visitó por primera vez Japón en 1954 y contribuyó al enfatizar cuán importante era el compromiso del área gerencial para lograr la calidad (modelo que más tarde sería adoptado alrededor del mundo), otra personalidad muy importante debido a sus aportes fue Armand V. Feigenbaum, quien creó el concepto de gestión de la calidad y también Kaoru Ishikawa, quien constituyó los primeros círculos de control de la calidad en Japón con el fin de mejorar la calidad de sus productos, obteniendo como primer resultado de esta implantación, que los empleados aprendieran y aplicaran técnicas estadísticas sencillas. Posteriormente a todos estos hechos se genera una nueva etapa en el desarrollo de la calidad, la cual se conoce como “proceso de la calidad total”, la cual se caracteriza por el alcance de la calidad al que se quiere llegar en todos los aspectos, pudiendo conseguirlo con la participación de todo el personal de una empresa, incluidas las áreas de finanzas, mantenimiento, administración, manufactura y servicios.

Actualmente la calidad se encuentra en la cuarta etapa y esta se conoce como “mejora continua de la calidad”, en ella principalmente el mercado se globaliza y la competencia empresarial se agudiza, es importante mencionar que hasta este punto la empresa ha desarrollado y adiestrado al factor humano para que sea capaz de trabajar en equipo y dé solución a los problemas que se le presenten, teniendo en cuenta que en un mercado globalizado las empresas asumen el reto de producir y vender productos de alta calidad al mejor costo posible.

De esta manera ha sido posible llevar la calidad a cualquier rincón del mundo, aplicarla y controlarla en todas las áreas que el ser humano se encarga de estudiar; en el laboratorio clínico podemos realizar control de la calidad usando material de control, el cual nos permite hacer determinaciones analíticas en un tiempo determinado, haciendo permisibles los ajustes o permanencias de las calibraciones para los distintos analitos, esto lo conseguimos a través del análisis de la gráfica de Levey-Jennings, que recibe el nombre en honor a S. Levey y E. R. Jennings, quienes sugieren la utilización de los gráficos de Shewhart en el laboratorio de análisis clínico, permitiéndonos inspeccionar y detectar aumento en los errores aleatorios asociados y desplazamientos o tendencias que se asocian a errores sistemáticos en las calibraciones. Sobre estas gráficas se pueden aplicar las reglas de Westgard para determinar cuáles de los resultados obtenidos en cada corrida analítica sobre la que se ha realizado control pueden ser informados, o si deben ser corridos nuevamente luego de aplicar las medidas correctivas pertinentes, de esta manera hacemos uso de métodos gráficos y estadísticos para controlar la calidad. En el mismo orden de ideas, compartiendo los mismos criterios en cuanto a calidad se refiere, un laboratorio microbiológico, en el cual se trabaja con muestras biológicas (al igual que en un laboratorio de análisis clínico de rutina o especial), debe cerciorarse de cumplir buenas prácticas en el aislamiento, identificación y caracterización de microorganismo causantes de infecciones, así como el reporte de un antibiograma adecuado que sirva como guía de la antibioticoterapia correcta, lo cual se logra haciendo inspección diaria de los medios de cultivo, reactivos e instrumentos, así como también controlando una serie de factores a través del monitoreo de los procedimientos realizados que permiten detectar errores en la ejecución de técnicas, siempre haciendo énfasis en la capacitación permanente del personal. El laboratorio de microbiología deberá contar con cepas control ATCC, que permitan como su nombre lo indica controlar que los medios de cultivo, reactivos, colorantes y antibióticos conserven la calidad que permite emitir un resultado real, representativo del proceso infeccioso que padece el paciente; en el caso de los equipos, éstos deben estar respaldados por un programa de control de calidad y de mantenimiento preventivo y correctivo, basados en las instrucciones del fabricante y los procedimientos establecidos, por su parte el personal como factor más importante en la calidad del trabajo que se refleja en los laboratorios en general, debe estar capacitado académicamente, además de tener la disposición de actualizarse constantemente.

En este sentido podemos decir que la calidad es muy versátil y la podemos aplicar en todo. En el laboratorio clínico bien sea rutinario, microbiológico o especial, la usamos para detectar, reducir y corregir posibles problemas que se nos presentan internamente, dicho en otras palabras nos permite controlar, ser veraces y con ello elevar la calidad de los resultados que se le reportan a los pacientes, para que el médico pueda tomar decisiones correctas que le permitan hacer diagnóstico, pronóstico y establecer, continuar o dar término a tratamientos.

 

Referencias bibliográficas

 

1. Cubillos Rodríguez, M. C., y Rozo Rodríguez, D. (2009). El concepto de la calidad: Historia, evolución e importancia para la competitividad. Revista de la Universidad de la Salle, (48), 80-99.

 

2. Herrera, M. L. y Campos M. (2005). Control de la calidad para un laboratorio de microbiología. Revista Médica del Hospital Nacional de Niños, (40), 9-15.

 

3.  Tietz, N. W. (1987). Fundamentos de química clínica. 3era  edición. Compañía Saunder, W. B.

4. Westgard, J. O. Barry P. L. y Hunt M. R. (1981). Un gráfico de Shewhart de las múltiples reglas para el control de calidad en química clínica. Química Clínica (27), 493-501.