lunes, 6 de febrero de 2017

Prevalencia de Helicobacter pylori y patologías donde puede estar implicada

(Problema de salud pública)
Esp Juneidy Aguilera
Bacteriologo

Helicobacter pylori (H. pylori) es un bacilo Gram negativo, curvado y microaerofílico que presenta un tamaño de 0,5 a 1,0 micras de ancho y de 3 micras de largo. Tiene de 2 a 6 flagelos monopolares, fundamentales para su movilidad, que están recubiertos por una vaina de estructura lipídica, igual que la membrana externa, que parece tener la misión de proteger a los flagelos de su degradación del medio ácido (1). Su temperatura óptima de crecimiento se  produce a 37 ºC, en microaerofilia y para su cultivo se requieren medios suplementados con suero o sangre entre el 5% y 10%, los cuales pueden actuar como fuentes adicionales de nutrientes y la protegen de efectos tóxicos de los ácidos grasos de cadena larga(2).
El investigador Polaco W. Jaworski, fue quien describió por primera vez en el año 1899 la presencia de H. pylori en la mucosa del estómago, cuando descubrió el microorganismo en el sedimento de lavados gástricos obtenidos de seres humanos y lo llamo Vibrio rugula (3). Posteriormente Steer y Colin Jones en 1975, al estudiar muestras de pacientes con úlcera gástrica, observaron utilizando microscopía electrónica, la existencia de microorganismos espirales en la mucosa gástrica asociados a respuesta inflamatoria. Es a finales de 1970 cuando Robin Warren patólogo Australiano, observó la presencia de bacterias espirales en la mucosa gástrica, mayormente sobre el tejido inflamado (4). En 1982 Robin Warren y Barry Marshal lograron cultivar el microorganismo de pacientes con gastritis y además demostraron la asociación entre la presencia de H. pylori y la inflamación gástrica (5).
Las especies de Helicobacter son asacarolíticas (no hay fermentación ni oxidación de azucares) aunque sí ocurre la oxidación de glucosa. Tienen, al menos parcialmente, las vías metabólicas Entner-Doudoroff, de pentosas fosfato y el ciclo de ácidos tricarboxílicos. No hidrolizan gelatina, almidón, caseína o tirosina, son rojo de metilo y Voges-Proskauer negativos. La actividad de oxidasa, ureasa y catalasa están presentes en H. pylori, enzimas muy útiles para su identificación (6).
Uno de los retos de la investigación de H. pylori es la identificación de los factores de virulencia predictivos de la progresión de la infección. Se han propuesto varios factores de virulencia como cagA, vacA y babA, entre otros. Que se han asociado con un mayor riesgo de enfermedad ulcero-péptica, adenocarcinoma gástrico o linfoma tipo MALT. Esta asociación aumenta cuantos más factores de virulencia acumula una bacteria (7).
H. pylori exhibe una variabilidad de secuencia de genes múltiples que estructuralmente abarcan aquellos que codifican proteínas accesorias como: la ureasa, la flagelina, la citotoxina VacA (citotoxina vacuolizante A) y la proteína CagA (proteína asociada a la citotoxina). Ahora bien, la diversidad genética entre las cepas de diferentes poblaciones se puede explicar por las mutaciones puntuales, sustituciones, inserciones, delecciones que involucran a uno o más genes y/o segmentos multigénicos. Por otro lado, la virulencia de las cepas H. pylori se ve favorecida con la incorporación dentro del genoma de un inserto de ADN, llamado isla de patogenicidad Cag (PAI-cag), de 40 Kilobases (Kb), que codifica alrededor de 40 proteínas (8-9).
El genoma de H. pylori se caracteriza por tener una alta flexibilidad genética y una alta frecuencia de recombinación, que origina la existencia de distintas cepas con diferentes grados de virulencia asociadas al desarrollo de patologías gastroduodenales severas, por ello ha sido de gran interés estudiar la asociación que existe de la presencia de estos factores con la gravedad de las patologías gastricas (8-9). La citotoxina VacA es una toxina codificada por el gen vacA, que induce vacuolización en las células epiteliales, la muerte celular y la destrucción de la integridad epitelial, por otra parte, la proteína CagA codificada por el gen cagA  se asocia más con síntomas graves, como la gastritis severa, la atrofia de la mucosa, alto riesgo de úlcera y cáncer gástrico (10).

H. pylori puede colonizar la mucosa gástrica humana  pudiendo producir gastritis superficial y permanecer así durante el resto de la vida o bien al cabo de los años desarrollar una gastritis atrófica que podría ser el primer paso para la evolución de cáncer gástrico (3). Aunque no es invasor, causa inflamación de la mucosa gástrica con aumento de neutrófilos, polimorfonucleares y linfocitos. Los mecanismos de la lesión y la inflamación pueden estar relacionados en parte, con los productos de dos genes, vacA y cagA (6).
La persistencia de la infección con H. pylori puede ocasionar el desarrollo de diversas patologías como gastritis, ulcera gástrica o duodenal, carcinoma del tejido linfoide asociado a mucosa (MALT) y cáncer gástrico; por lo que es considerado el primer agente etiológico para la mayoría de los desórdenes gastroduodenales y fue declarado en 1994, por la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Internacional del Cáncer (IARC) como agente carcinógeno humano tipo I (11).
La gastritis que se origina después de la infección por H. pylori puede permanecer asintomática por décadas o bien originar la expresión clínica propia de gastritis aguda. La gastritis crónica por este microorganismo es un proceso dinámico que puede darse durante años evolucionando hacia la atrofia gástrica, afectar el antro y extenderse (12).
La evolución del proceso hacia la cronicidad y el daño epitelial gástrico fue descrita por primera vez por Correa P. en 1998 y ha sido actualizado como lo que se ha denominado la cascada precancerosa (13,14); siendo reconocidos los siguientes pasos consecutivos: mucosa gástrica normal pasando a una gastritis superficial (más tarde conocida como gastritis no atrófica, GNA) (15), luego puede desarrollarse una  gastritis atrófica multifocal (GAM) sin metaplasia intestinal y posteriormente seguir hasta una metaplasia total tipo intestinal (intestino delgado) y también presentar una metaplasia intestinal del tipo incompleta (colon) la cual en algunos casos puede llegar a desarrollar una displasia de bajo grado (neoplasia no invasiva de bajo grado) y en el peor de los casos llegar a presentar una displasia de alto grado (neoplasia no invasiva de alto grado) y se presentaría el adenocarcinoma invasivo (16). También existe una clara relación entre el desarrollo de ulcera gástrica y la presencia de H. pylori, reportándose un 70% de asociación (17). La infección por H. pylori origina una gastritis superficial y si se cronifica puede aparecer atrofia que es considerada una condición precancerosa (17).
El 90% de los pacientes con linfoma tipo MALT son positivos para H. pylori. Este tipo de linfoma se localiza preferentemente en el antro del estómago, dado que es la zona donde existe más tejido linfoide. Varios estudios apoyan la asociación de H. pylori con esta enfermedad puesto que tras la erradicación de la bacteria se ha observado la regresión del linfoma de bajo grado (18).
A nivel mundial se ha reportado una alta prevalencia de infección por  H. pylori, sin embargo un elevado porcentaje de las personas infectadas permanecen asintomáticos a lo largo de la vida, siendo considerada una  de las más comunes infecciones en humanos con alta morbilidad (19). La prevalencia en países desarrollados es menor  del 30% de la población; mientras que en  países en  vías de desarrollo, la prevalencia oscila entre el 50 y 90% (20-22). En  Venezuela, estudios recientes han revelado una alta prevalencia de  la infección tanto en   niños  y adolescentes (65%) como en adultos sintomáticos y asintomáticos (46-95%) (23-25). Además pueden existir variaciones en la prevalencia dentro de una misma región o país debido a diferentes factores entre los cuales se encuentra el nivel socioeconómico y condiciones ambientales, que constituyen uno de los principales determinantes en la prevalencia de la infección (26).
En Venezuela diversos estudios han revelado una alta prevalencia de la infección por H. pylori. Cavazza y col. en la ciudad de Caracas en el año 2001 realizaron estudios destinados a conocer la incidencia y prevalencia de la infección por H. pylori tanto en niños como en adultos, estableciendo por seroprevalencia, su asociación con trastornos gastroduodenales y la prevalencia del gen cagA mediante la reacción en cadena de la polimerasa (27). En adultos sintomáticos la seroprevalencia varió entre un 68% a 93% según el área geográfica estudiada. Una disminución de anticuerpos IgG anti–H. pylori se observó en pacientes con gastritis antral difusa asociada con metaplasia tipo II (28). Sin embargo en un grupo de pacientes de San Cristóbal, Edo. Táchira, se observaron títulos elevados en pacientes con gastritis antral difusa. Se ha reportado un 46% de las cepas de H. pylori aisladas de pacientes del Área Metropolitana presentaron el gen cagA a diferencia del grupo de San Cristóbal donde se observó una frecuencia menor (26,41%) (29).
En un estudio en el Estado Lara en 2010, se relacionaron los hallazgos clínicos, endoscópicos e histológicos de pacientes con dispepsia con la infección por H. pylori y los genotipos cagA y vacA presentes en las cepas detectadas. Se evidenció que la incidencia de la infección por H. pylori en los pacientes con dispepsia fue cercana al 100%. Un 84,2% de los pacientes con dispepsia presentaron el gen cagA y la forma alélica del vacA más frecuentemente encontrada en estos pacientes fue m1/s1. La presencia de dichos genes se relacionó desde el punto de vista endoscópico con el desarrollo de metaplasia esofágica y con úlceras gástricas e histológicamente con metaplasia intestinal incompleta y gastritis crónica activa con cúmulos linfoides. (30)
Se ha reportado que la región de los Andes Venezolanos presenta una alta tasa de mortalidad por cáncer gástrico, siendo H. pylori un agente implicado en esta patología y con una prevalencia del 69%. Un estudio realizado con la finalidad de conocer la frecuencia de infección por H. pylori en una población de los Andes en el año 2004 en pacientes con síntomas dispépticos reportó que el 76% estaba infectado con la bacteria (31).
En vista del papel que tiene H. pylori en la patología gastrointestinal, es de gran importancia la implementación de un tratamiento oportuno el cual será efectivo de acuerdo a los resultados obtenidos en las pruebas de susceptibilidad realizadas en las cepas aisladas en la región afectada, así disminuir la velocidad de erradicación de este microorganismo, contribuyendo al control de la infección por este microorganismo y disminuyendo la progresión de lesiones pre-cancerosas y cáncer gástrico por esta causa.
Palabras claves: Gastritis, Cascada precancerosa, Linfoma tipo MALT, Gen cagA, Gen vacA.


Referencias bibliográficas

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