sábado, 4 de septiembre de 2021

 

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

Hospital Vargas de Caracas

Postgrado de Bacteriología Clínica

Asignatura: Bacteriología clínica II

 

Keilyn H Suarez I

Residente 2do año Postgrado de Bacteriología clínica

Agosto; 2021

 

ANÁLISIS MOLECULAR DE AISLADOS DEL COMPLEJO Mycobacterium abscessus EMPLEANDO LA TÉCNICA MIRU-VNTR EN BROTES DE PIEL Y TEJIDOS BLANDOS POSTERIOR A TRATAMIENTOS COSMÉTICOS EN VENEZUELA

 

En el ámbito mundial la salud tiende a adquirir mayor relevancia, motivado en gran parte por el avance vertiginoso de la ciencia y sus aplicaciones, así como el acelerado desarrollo de las tecnologías, permitiendo que emerjan nuevos adelantos científicos que juegan un importante papel en los ámbitos político, económico, social, cultural y sobre todo médico, logrando innovar los sistemas, productos, procesos, bienes y servicios, en especial tecnología médica entre otros.

Por consiguiente, una de las preocupaciones más importante para el ser humano es el cuidado de su organismo y calidad de vida, por lo que el medio social forma al individuo y lo hace apto para desarrollarse en sus capacidades logrando reproducirse, renovarse, consolidarse hasta lograr desarrollar su ciclo de vida; para ello se deberá buscar nuevas alternativas para la prevención y protección de la salud.

En este sentido la Organización Mundial de la Salud, expresa que “la salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (OMS., 2016). En síntesis, la OMS se refiere a la salud como una condición del hombre que abarca su estado físico, mental y social para ayudar a mantener el equilibrio del individuo; en el que influyen diferentes factores que intervienen en la calidad de vida.

Pero existen diversas patologías que pueden afectar el estado de salud afectando la calidad de vida, tal es el caso de las microbacterias no tuberculosas MNT mediadas por múltiples factores y condiciones como el complejo Mycobacterium abscessus (MABC) distribuido de forma amplia en la naturaleza, siendo el ambiente el reservorio más importante y la fuente principal de infección para el hombre (Molina et al., 2018).

Las infecciones causadas por las Complejo M. abscessus (MABC) se han vuelto un problema de salud pública a nivel mundial, siendo una de las especies clínicamente más relevantes entre las micobacterias no tuberculosas (MNT), conocido como patógeno humano oportunista cuya incidencia ha aumentado durante los últimos años (Llerena et al., 2017).

Este patógeno fue aislado por primera vez en 1952, considerada como una nueva especie de MNT sometida a cambios de nomenclatura varias veces. (Lopeman et al., 2019). En 1972 fue designado como M. Chelonae subespecie abscessus, pero en 1992 gracias a la hibridación del ADN, fue reconocido como una especie independiente (Lee et al, 2015; Lopeman et al., 2019).

Luego en 2006, dos nuevas especies M. massiliense y M. bolletii fueron descritas siendo estrechamente relacionadas con M. abscessus basadas en la secuencia del gen rpoB (Tortoli et al., 2016). Sin embargo, dado que los tres tienen más del 70% de relación (basado en la hibridación ADN-ADN), M. massiliense, M. bolletii y M. abscessus se presentaron como subespecies y las combinaciones de las tres subespecies se conocieron como complejo de M. abscessus (MABC) (Tortoli et al., 2016).

Son bacilos ácido-resistentes (BAAR, denominación dada por la reacción a la tinción de Zielh-Neelsen), aerobios obligados, inmóviles, no esporulados, crecen en un rango de temperatura que oscila entre 28 y 35°C, no producen pigmentos de acuerdo con la clasificación de Runyon (Ramírez et al., 2017).

 

 

 

 

En referencia a la patogenicidad y virulencia se caracteriza por poseer genes de virulencia que codifican enzimas lisosomales proteolíticas que intervienen en varias rutas de síntesis de lípidos, proteínas de la superficie celular, proteínas reguladoras y proteínas de los sistemas de transducción de señales. Otro grupo de relevancia son los genes implicados en la supervivencia micobacteriana dentro del microambiente agresivo de los macrófagos del huésped, además de otorgarles la capacidad para sobrevivir en ausencia de nutrientes, crecer en un margen amplio de temperaturas, formar biopelículas, resistir a la acción de los desinfectantes clorados y al glutaraldehído, haciendo que la exposición sea extremadamente común (Somoskovi., 2014; Halstrom et al., 2015; Loret & Dumoutier., 2019).

No hay evidencia sustancial de transmisión de persona a persona o transmisión directa de animales, pero los casos de infección que ocurren en el mismo lugar sugieren una fuente común (Bryant et al., 2013; Howard., 2013; Somoskovi., 2014). Inicialmente infecciones por el complejo M. abscessus fueron reconocidas en pacientes inmunocomprometidos, mostrando mayor afinidad por el aparato respiratorio, causando infecciones pulmonares. (Molina et al., 2018).

Si bien estos datos continúan siendo inciertos al tratarse de enfermedades que no son de declaración obligatoria, por lo tanto, no se dispone actualmente de datos precisos, sin embargo, en los últimos años se ha observado una reducción de las micobacteriosis en pacientes infectados por VIH, respecto a las nuevas manifestaciones en individuos con inmunosupresión iatrogénica subyacente (trasplantados, cáncer, enfermedades crónicas pulmonares, entre otras) (Tortoli et al., 2016).

Por otra parte, es oportuno destacar la frecuencia de aislamientos del complejo M. abscessus, reportado en pacientes inmunocompetentes en relación con procedimientos quirúrgicos o estéticos (mesoterapias, acupuntura, tatuajes, liposucción, implantes mamarios, uso de quemadores de grasa como L-Carnitina, uso de catéteres intravenosos, entre otros). (Rivera-Olivero et al., 2006; Alcaide et al., 2010). Las infecciones cutáneas y de tejidos blandos presentan patologías variables que pueden incluir abscesos subcutáneos piógenos con una reacción inflamatoria aguda, nódulos eritematosos violáceos, dermatitis, celulitis, foliculitis, úlceras y reacción inflamatoria crónica con formación de fístulas. Es característico de estas infecciones el inicio tardío de la sintomatología, entre 2 a 14 semanas, posterior al antecedente de inoculación (Wu et al., 2016). Esto amerita mayor atención y estado de alerta por parte de los profesionales de la salud, siendo necesario conocer a estos agentes patógenos para así generar un diagnóstico certero a partir de una sospecha clínica fundamentada e iniciar la terapia con las recomendaciones oportunas. (García et al., 2010).

El complejo M. abscessus posee un arsenal genético que le permite potenciar su capacidad de supervivencia, adaptación, patogenicidad y resistencia a los antibióticos. Las actualizaciones diagnósticas sugieren que el cultivo en medio Löwenstein-Jensen es obligatorio en todos los casos para el diagnóstico además del análisis exhaustivo de frotis directo de la muestra o colonia utilizando las tinciones convencionales como Ziehl-Neelsen (Cortes et al., 2010).

Sin embargo, en los últimos años, ha habido considerables avances sobre las bases moleculares estableciendo a los métodos moleculares como el estándar de oro para la identificación (Jones et al., 2019), además de la necesidad de identificar correctamente cada microorganismo aislado y realizar los estudios a las especies que constituyen el blanco ideal para estudios biológicos y clínicos, así como de evolución genética en MNT (Dayaldasani et al., 2016; Cabello-Vílchez & Núñez-Ato., 2018).

La tipificación molecular es una poderosa herramienta de salud pública para el estudio de la epidemiología de las enfermedades y la evaluación en relación con una cepa y su dinámica de transmisión. En el entorno hospitalario, es invaluable para la investigación de brotes o pseudo-brotes y pueden proporcionar asistencia tanto para el manejo clínico como para la distinción de recaídas desde el punto de vista infeccioso. (Rubio., 2019).

Los métodos comúnmente utilizados son la electroforesis en gel de campo pulsado PFGE (por sus siglas en ingles Pulsed-field gel electrophoresis), la secuenciación multilocus y los métodos basados en secuencias de minisatélites VNTR (por sus siglas en ingles Number of Tandem Repeats que significan número variable de repeticiones tándem) (Somoskovi., 2014). Hasta la fecha, no se ha establecido una técnica de tipificación molecular totalmente satisfactoria para el complejo M. abscessus, solo se ha empleado la tipificación de VNTR en la toma de huellas moleculares del complejo.

Sin embargo, el ensayo VNTR puede llenar este vacío, por poseer un buen poder discriminatorio, requerir PCR estándar, instalaciones de electroforesis en gel y poder expresar los resultados en una secuencia numérica que representa el número de repeticiones en cada locus haciendo que el VNTR sea fácil de exportar y lograr la construcción de bases de datos globales asequibles y disponibles. Todo esto con el objetivo común de hacer un llamado para la implementación de estrictos protocolos de higiene y desinfección en los procedimientos cosméticos utilizados en Venezuela y en el mundo.

Por otra parte, las actualizaciones terapéuticas sugieren que se requieren pruebas antimicrobianas in vitro, mientras que las guías del Instituto de Laboratorio Clínicos y estándares CLSI  (por sus siglas en ingles Clinical and Laboratory Standards Institute) recomiendan el método de concentración mínima inhibitoria (CMI) utilizando un panel de 10 antimicrobianos: amikacina, cefoxitina, claritromicina, ciprofloxacina, doxiciclina, imipenem, linezolid, moxifloxacina, trimetoprima-sulfametoxazol y tobramicina. Además de una incubación de 14 días para descartar resistencia inducible para macrólidos (Somoskovi, 2014Jones et al., 2019). (Koh et al., 2014).

El modelo de belleza o figura ideal impuesto por la sociedad ha ocasionado que cada día aumente el número de personas que se someten a procedimientos quirúrgicos o estéticos (mesoterapias, acupuntura, tatuajes, liposucción, implantes mamarios, uso de quemadores de grasa como L-Carnitina, uso de catéteres intravenosos, entre otros) de manera descontrolada en los últimos años, ya que la practica principalmente de personal no cualificado.

Al investigar la fuente de infección se han encontrado que ninguno de los productos evaluados posee permiso sanitario. Además, la gran mayoría no poseen número de lote y/o fecha de elaboración y vencimiento, lo que subraya el deficiente control sanitario de estas sustancias. Por otro lado, el aislamiento del complejo M. abscessus de productos usados en pacientes que han formado parte de varios brotes entre los años (2018-2021) en diversos Estados del país (Distrito capital, Miranda, Aragua, La Guaira, Zulia) hace sospechar que dichos productos fueron la fuente de infección en esos brotes.

 

Finalmente, La relación se podrá confirmar mediante técnicas de tipiaje molecular a través del método MIRU-VNTR (Mycobacterial Interspersed Repetitive Units - Variable Number of Tandem Repeats), el cual consiste en la genotipificación basada en números variables de repeticiones en tándem (VNTRs) de diferentes clases de elementos genéticos intercalados llamados unidades repetitivas intercaladas micobacterianas (MIRUs), siendo número de repeticiones existentes en un determinado locus se utiliza para determinar el alelo de un locus, el resultado se expresara en una secuencia numérica que representa el número de repeticiones en cada locus haciendo que el MIRU-VNTR sea fácilmente exportable permitiendo la construcción de bases de datos globales además de ser capaz de encontrar agrupaciones de cepas de complejo M. abscessus sin ninguna conexión epidemiológica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

 

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